Resumen de la expedición

Ernest Shackleton fue un explorador que realizó sus expediciones durante la llamada época heroica o dorada de la exploración polar (1895-1916), que fue marcada por dos grandes hitos: la discutida llegada al Polo Norte por Robert Peary en 1909 y la conquista del Polo Sur por Roald Amundsen en 1911. Debido a que estas dos grandes hazañas habían sido logradas, Shackleton, quien también había intentado sin éxito ser el primero en llegar al Polo Sur, y que había participado en dos expediciones previas, la Discovery y la Nimrod, diseñó un viaje de exploración en el que pretendía cruzar la Antártida a pie, en un fabuloso viaje de casi tres mil kilómetros. En esta aventura al menos había tres logros que eran completamente nuevos: en primer lugar, sería la primera vez que se cruzase el continente de extremo a extremo. Por otro lado, la travesía se realizaría a pie (Amundsen había usado trineos). Y por último, más de mil kilómetros se harían cruzando un territorio absolutamente desconocido (desde el mar de Weddell hasta el Polo), dado que las anteriores expediciones habían operado en el otro lado del continente.

Para llevar a cabo la expedición se equiparon dos barcos, cada uno con una tripulación de veintiocho hombres: el Endurance, bautizado así en razón del lema de la familia de Shackleton (“By endurance we conquer”), que entraría por el mar de Weddell y desde el que se lanzaría la travesía, y el Aurora, que tenía encomendado entrar por el Mar de Ross, al otro extremo del continente, para instalar depósitos de aprovisionamiento.

Para dar una idea de hasta qué punto se trataba de un desafío sin precedentes ha de tenerse en cuenta de que un viaje similar no se volvería a plantear hasta décadas después, cuando la expedición Fuchs-Hillary (1955-1958) se diseñó con el mismo objetivo, si bien se desplazaron en tractores modificados especialmente para la expedición y con apoyo aéreo.

Tras aproximadamente un año de preparativos, Shackleton partió de Londres en el Endurance el 1 de Agosto de 1914. Sin embargo, se detuvo debido al estallido de la primera guerra mundial para poner a disposición del Almirantazgo su buque y su tripulación. La respuesta a su ofrecimiento fue un telegrama en el que se le ordenaba continuar, así que partió definitivamente de Plymouth rumbo a la Antártida el 8 de Agosto.

Tras una breve parada en Buenos Aires, el 26 de Octubre puso rumbo hacia Georgia del Sur, donde se detuvo para analizar la situación y aprovisionarse. Al fin el 5 de diciembre de 1914 partió hacia la Antártida. La mayor preocupación de esta primera fase del viaje era lucha contra la banquisa (enormes placas de hielo flotantes), que ese año en particular se encontraba bastante al norte. Fue francamente difícil gobernar el Endurance para que se abriera paso, y finalmente la noche del 18 al 19 de Enero de 1915 el barco quedó dramáticamente atrapado en el hielo. En el mes que siguió a ese incidente los marineros intentaron liberarlo hasta alguno de los canales que se abrieron, pero todos los intentos fueron frustrantemente infructuosos.

El Endurance sobre el hielo del mar de Weddell Fotografía: NSW State Library DN-a090012

El Endurance sobre el hielo del mar de Weddell Fotografía: NSW State Library         DN-a090012

Al fin, el 24 de Febrero el barco pasó a convertirse en una estación de invierno. Se cambió la rutina de los marineros, se acondicionaron espacios para la vida a bordo (en una serie de cubículos que llamaron el Ritz), se construyeron habitáculos para los perros sobre el hielo (a los que bautizaron como dogloos), y a partir de ese momento el trabajo consistió esencialmente en el entrenamiento de los equipos  y el aprovisionamiento (carne y grasa de foca y pingüinos).

Ese periodo no estuvo exento de las imaginables dificultades que conllevan las bajas temperaturas (en torno a 30 grados bajo cero), la vida en la oscuridad (el sol desaparecería el 1 de Mayo), y el hecho de que el barco no estaba en tierra firme, sino sobre un témpano de hielo que en mayo tan solo medía unos veinte kilómetros cuadrados, que estaba derivando debido a las corrientes marinas, y que en cualquier momento podía partirse, como de hecho ocurrió el 1 de Agosto. Sin embargo, dando muestras de un espíritu de adaptación difícilmente superable, la tripulación consiguió sobrevivir en el hielo los nueve meses que duró esa etapa de la expedición, en la que el barco tuvo una deriva real de nada menos que dos mil kilómetros desde el punto en el que quedó atrapado.

El 27 de octubre, sin embargo, las cosas empeorarían considerablemente. En efecto, como en la peor de las pesadillas, las fuertes tensiones provocadas por el hielo que aprisionaba el Endurance acabaron por hacerlo pedazos y se hundió semanas más tarde en las frías aguas de la Antártida, el 21 de Noviembre de 1915, ante la impotente mirada de los marineros y de su capitán. Para entonces había transcurrido ya más de un año desde que partieran de Buenos Aires.

Se esperaba un aumento de las temperaturas y permanecer en el hielo dejaría de ser seguro, pues en cualquier momento una brecha se podría abrir engullendo a los hombres o dejando espacio suficiente para que alguna orca les atacara, dado que obviamente estos animales no establecían diferencias entre las focas y los seres humanos. Por ello la única opción viable, aunque pareciera una tarea imposible, consistía en arrastrar los tres botes salvavidas del Endurance a través del hielo hasta encontrar mar abierto quinientos kilómetros al norte. En ese momento quizá podrían tener una opción de sobrevivir alcanzando alguna de las islas circundantes. Y en esa empresa fueron afanándose instalando sucesivos campamentos (Dump Camp, Ocean Camp y finalmente Patience Camp), esperando la oportunidad de escapar del hielo. A las dificultades existentes se añadieron otras nuevas, como la limitación del peso de las pertenencias personales a solo un kilo por hombre, la necesidad de sacrificar a los perros debido a la escasez de alimentos, o la incertidumbre de no saber cuándo la placa de hielo se partiría bajo sus pies. Ha de tenerse en cuenta que, por ejemplo, Ocean Camp se situaba sobre un bloque de poco más de dos kilómetros cuadrados, que sucesivamente se iría dividiendo en fragmentos más pequeños por efecto de la subida de las temperaturas.

Ocean Camp-NSW State Library DN-a285016

Ocean Camp-NSW State Library DN-a285016

Finalmente el 9 abril de 1916 Shackleton y su tripulación se lanzaron al agua en los tres pequeños botes de que disponían, para llevar a cabo una travesía de cinco días en las que las temperaturas alcanzaron 20 grados bajo cero, y en la que la lucha contra las tormentas de nieve no fue sencilla dado que los hombres estaban empapados y sufrían calambres y mareos, y algunos de ellos congelaciones.

Arribaron al fin en Isla Elefante , la primera tierra firme que pisaban en casi un año y medio, desde que salieran de Georgia del Sur. Esta feliz llegada fue rápidamente ensombrecida por el hecho de que el invierno antártico se acercaba, y carecían del equipo y las provisiones necesarias para afrontarlo. Por otro lado, era imposible que nadie les buscara en esa posición, así que era necesario movilizarse una vez más.

Isla Elefante-NSW State Library DN-a285021

Isla Elefante-NSW State Library DN-a285021

El plan, que visto ahora con la adecuada perspectiva histórica podría calificarse como una locura, consistía en que seis hombres se embarcarían en el James Caird, un bote de tan solo 6 metros de eslora, en una travesía desesperada de 1300 kilómetros hasta Georgia del Sur.

Si se tiene en cuenta que solo una mínima desviación de la ruta hubiera provocado que pasaran de largo sin ver la isla, y que deberían atravesar el Pasaje de Drake, quizá el más peligroso del mundo, solo puede contemplarse el durísimo viaje de 17 días que aquellos hombres realizaron como una gesta irrepetible.

Desgraciadamente sin embargo, el lugar en el que arribaron, la bahía del Rey Haakon, era un lugar deshabitado que distaba nada menos que cuarenta kilómetros de la zona civilizada. Un trayecto de montañas nevadas del que no había mapas. Y de nuevo, inasequible al desaliento y haciendo gala de una increíble capacidad para afrontar las dificultades, Shackelton acompañado de dos de sus hombres cruzaría la isla y llegaría por fin hasta la estación ballenera de Stromness.

Aunque generalmente se tiende a identificar esa llegada con el final de la increíble odisea de Shackleton y el Endurance, en realidad ese momento triunfal, que tantos esfuerzos, sacrificios y privaciones implicó, fue únicamente el inicio de la segunda parte de la historia, que consistió en tres rescates consecutivos: el de los tres hombres que habían dejado al otro extremo de la isla, el de los veintidós hombres que habían quedado en Isla Elefante, y el de parte de la tripulación del Aurora, que también había sufrido toda suerte de penurias. Al fin, tras este último rescate, el 10 de Enero de 1917, nada menos que dos años y medio después de que todo empezara, la increíble aventura de Shackleton llegó a su fin.